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Durante las últimas décadas el Estado ha sido prolífico en crear agencias mineras, pero a un altísimo costo:

 

 

 

 

 

 

 

 

En los últimos cuarenta años, la institucionalidad del sector minero ha sido objeto de numerosos cambios. El Ministerio de Minas y Energía fue creado como la autoridad minera, pero por largos períodos delegó la administración del recurso a entidades como la Empresa Colombiana de Minas –Ecominas (1968); Carbocol (1976); Minerales de Colombia –Mineralco (1990) y Carbones de Colombia –Ecocarbón (1992). En 1997, producto de la fusión de Mineralco y Ecocarbón, nació la Empresa Nacional Minera –Minercol, que duraría tan solo siete años. 

 

En el 2004, se encontraba en vigencia una directiva presidencial que decretaba la modernización de la administración pública y la reducción de los costos de funcionamiento del Estado. A raíz de esto, el Ministerio de Minas y Energía presentó un estudio en el que señalaba la conveniencia de liquidar Minercol, al considerarla una entidad ineficiente en el servicio, "con una planta de personal excesivamente costosa (186 funcionarios que costaban 25.900 millones de pesos anuales) y sin perspectivas de sostenibilidad financiera como empresa industrial y comercial del Estado"                                               

La creación de Ingeominas

Carlos Rodado, ministro de Minas (2010 - 2011)

Pero sus desventuras empezaron cuando por incapacidad o el despropósito de sus administradores fracasó en la labor de implementar un sistema de catastro minero que le diera transparencia al trámite de contratación de áreas. Más de siete años han transcurrido desde que se empezó a diseñar este sistema […] La inversión desde 2004 hasta 2010 ascendía a la suma de $5.545 millones. 

 

Así registraron los medios el colapso de Ingeominas

Francisco Santos, vicepresidente de Colombia (2002 - 2010)

Carlos Rodado, ministro de Minas (2010 - 2011)

De igual forma, el estudio señalaba su ineficiencia en la generación de información geocientífica y afirmaba que "la entidad se había demorado en entender que era necesario enfocar el conocimiento del subsuelo hacia el desarrollo y mejor aprovechamiento de los RNNR por parte del sector privado" 

 

La propuesta final del estudio era reestructurar la entidad minera para que Ingeominas asumiera las funciones de servicio geológico, de servicio minero —a cargo hasta ese momento de Minercol— y de fuente de información geológico-minera. Se buscaba garantizar, entre otras cosas, una gestión minera eficiente en términos de regulación competitiva, procedimientos ágiles y simplificados, y una fiscalización eficaz. "De esta manera, Ingeominas, una entidad de carácter científico y técnico, terminó convertida en un llamativo botín político, que solo en su nómina de contratistas pasó de aproximadamente 300 en el año 2004 a cerca de 600 en 2010"

 

Como no estaba preparada para desempeñar eficazmente las funciones que le fueron asignadas, Ingeominas colapsó. La avalancha de solicitudes (18.862 a mayo de 2011) y el otorgamiento de títulos mineros (alrededor de 8.906) —sumado al hecho de que no contaban con los recursos ni el personal idóneo— desbordaron su capacidad de fiscalización; de controlar el incremento de la minería ilegal, el mercado especulativo de títulos, la corrupción y la falta de coordinación interinstitucional. De ahí, que el exministro de Minas Carlos Rodado se refiriera a esta como una "piñata".

Con cada liquidación o fusión se perdió memoria institucional, se creó inestabilidad en la relación con los concesionarios, se perdió capital humano por la salida de funcionarios idóneos, y a cambio, se sembró clientelismo con el ingreso de recomendados políticos.

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